Empezó jugando a las tragaperras y, a los 21 años, estaba totalmente enganchado:

 «Podía jugar a todo, mi vida era jugar, me levantaba de la cama a las ocho de la mañana y mi vida era jugar, jugar y jugar todo el día».

 

Lo mismo le ocurrió a José, con 20 años, de las tragaperras pasó al póker online: «Diariamente me gastaba 100, 200 o 300 euros». Y acabó arruinando a su familia: «Llegué a robar cien mil euros a la empresa familiar«.

 

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